Cinco años, cero avances: La ciclovía de Astudillo, que el gobierno dejó morir en Iguala

A casi cinco años de su inicio, la ciclovía de Iguala, proyecto emblemático del gobierno de Héctor Astudillo Flores, sigue siendo un elefante blanco: inconclusa, deteriorada y, en muchos tramos, inservible para la ciudadanía.
La obra fue inaugurada el 17 de diciembre de 2020 con gran ceremonia, acompañado del entonces presidente municipal Antonio Jaimes Herrera, el diputado Héctor Ocampo y otras autoridades. La primera etapa consistía en apenas 400 metros, con la promesa de que al concluir alcanzaría 11.4 kilómetros, promoviendo el deporte, el uso de la bicicleta y la mejora de la imagen urbana.
“En Guerrero también invertimos en los peatones y en las actividades al aire libre”, aseguró el mandatario en su momento. Sin embargo, cinco años después, la realidad muestra lo contrario.
En el oriente de la ciudad, desde la avenida Heroico Colegio Militar hasta el Tecnológico, la ciclovía se mantiene en condiciones aceptables gracias al cuidado de instituciones como el 27 Batallón y escuelas locales. Pero basta cruzar al periférico norte, poniente y sur, para encontrar tramos abandonados, invadidos y usados como estacionamiento por comercios. El pavimento presenta hundimientos, lodaceras y falta total de señalamientos, provocando accidentes constantes entre ciclistas y peatones.
En zonas como la colonia Magisterial, la ciclovía prácticamente desaparece, dejando en evidencia que los ciudadanos del periférico sur siguen esperando promesas incumplidas, mientras los anuncios políticos quedan como simples espectáculos mediáticos.
La ciclovía de Iguala no solo es un reflejo de obras mal planeadas, sino también un recordatorio de que las promesas de modernidad y deporte pueden convertirse en trampas urbanas y peligro para quienes confiaron en el discurso oficial.