Inseguridad en Iguala: promesas rotas, cámaras inservibles y ciudadanos en el abandono

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La inseguridad pública en Iguala de la Independencia se ha convertido en uno de los temas más urgentes y sensibles para la población. En especial, para los comerciantes del centro, quienes afirman vivir bajo una constante ola de delitos del fuero común, como robos, asaltos y agresiones que se cometen a plena luz del día.

Lejos de disminuir, los hechos delictivos van en aumento, y muchos de ellos son registrados y difundidos por los propios afectados a través de cámaras privadas de seguridad, que han demostrado ser, irónicamente, más efectivas que el sistema de videovigilancia financiado con recursos públicos.

Cámaras públicas, sin resultados

Durante los primeros meses de su gestión, el alcalde Erik Catalán Rendón prometió un cambio de rumbo en la estrategia de seguridad, incluso asegurando que contrataría a un experto para realizar un diagnóstico integral del problema. A más de un año de esa promesa, no hay evidencia de que ese compromiso se haya cumplido.

La inversión millonaria en cámaras de vigilancia instaladas en puntos estratégicos de la ciudad tampoco ha generado resultados visibles. Según declaraciones del secretario de Seguridad Pública Municipal, José Luis Terán Villalobos, el sistema “opera al 80 por ciento”, aunque los hechos parecen contradecir sus palabras: no hay registros de detenciones derivadas de ese sistema, y la percepción ciudadana es de fracaso operativo.

Delitos a la alza, autoridades ausentes

Robos de autopartes, asaltos a negocios, agresiones sexuales y casos violentos como el de Ramiro, un joven herido de bala para robarle su motocicleta, mantienen a la ciudadanía en estado de alerta e indefensión. A esto se suma la deficiente atención médica que agrava la situación de las víctimas.

Mientras tanto, en sus informes semanales “¡Por Iguala, Así Vamos!”, el alcalde evita abordar el tema de seguridad. Aunque es cierto que el problema no se originó en su administración, hoy tiene la responsabilidad de enfrentarlo con resultados, no con evasivas.

Corporaciones presentes, pero sin impacto

A pesar de la presencia en la ciudad de elementos de la Guardia Nacional, Policía Estatal, Ejército Mexicano y Policía Municipal, la ciudadanía percibe su labor como meramente simbólica. “De nada sirve verlos desfilar si su presencia no se traduce en resultados”, comentan algunos comerciantes del primer cuadro de la ciudad.

¿Y la estrategia?

La falta de un plan visible, de políticas públicas claras y de voluntad para enfrentar el problema ha deteriorado la imagen de las instituciones responsables de la seguridad en Iguala. La ciudadanía exige respuestas, acciones inmediatas y una estrategia real, no discursos ni justificaciones.

La pregunta es clara:

¿Cuándo volverá la tranquilidad a Iguala?

Mientras esa respuesta no llegue, la inseguridad seguirá siendo la sombra que recorre a diario las calles de la ciudad, afectando no solo al comercio, sino al derecho de toda persona a vivir en paz.

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