Pista de hielo Iguala genera debate por alto costo ambiental

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El proyecto de instalar una pista de hielo artificial en Iguala, impulsado por el alcalde Erik Catalán Rendón y presentado como atractivo navideño, ha desatado críticas por el alto impacto ambiental que generan estas estructuras, contradiciendo incluso el discurso del Partido Verde Ecologista de México y del Partido Verde Guerrero, aliados del gobierno municipal.

Un entretenimiento costoso para el ambiente

Aunque para muchas familias la pista de hielo representa un espacio de convivencia, la realidad técnica detrás de estas instalaciones plantea un problema ambiental serio. Una pista de tamaño medio —entre 600 y 800 m²— puede consumir entre 300 mil y 800 mil kilowatts-hora por temporada, equivalente al consumo anual de 50 a 150 hogares de colonias como San Juan, El Tomatal o Reforma.

Ese sistema debe mantener el hielo a temperaturas entre –5 y –10 grados, trabajando las 24 horas del día. En municipios donde la electricidad no proviene de fuentes renovables, esto se traduce en 200 a 500 toneladas de CO₂ liberadas a la atmósfera en solo uno o dos meses.

El problema de los refrigerantes: tóxicos y de alto calentamiento global

Además del consumo eléctrico, estas pistas funcionan con refrigerantes químicos. La mayoría utiliza HFC como R-404A o R-507, compuestos con altísimo potencial de calentamiento global.

Una fuga del 10 %, considerada común en pistas mal mantenidas, equivale a varias toneladas de CO₂ liberadas. Peor aún: las pistas grandes usan amoníaco, un compuesto tóxico que representa riesgo en caso de escape.

Vecinos de la zona Centro y de la colonia San Francisco cuestionan que estos riesgos no se comuniquen al público, sobre todo cuando el Ayuntamiento promueve la pista como un “evento sustentable”.

Uso de agua y residuos: otro punto ciego

Para formar la capa inicial de hielo se requieren 10 mil a 20 mil litros de agua, más lo que se repone por desgaste. En pistas temporales —como la que se suele instalar en Iguala— el agua se desecha al término de la temporada, sin un proceso de reutilización o tratamiento claro.

A esto se suma el impacto indirecto: traslado de estructuras pesadas en camiones, grúas para su montaje, iluminación decorativa y bocinas funcionando todo el día. Un paquete completo que contradice el discurso de un Ayuntamiento que se promociona como aliado de políticas verdes.

Partido Verde Guerrero y la contradicción política

Lo que ha llamado la atención entre organizaciones ambientalistas locales es que el Partido Verde Ecologista de México y su versión estatal, Partido Verde Guerrero, han respaldado públicamente a la administración de Erik Catalán Rendón. Sin embargo, una pista de hielo está lejos de ser una acción alineada con políticas de mitigación climática.

Alternativas sostenibles existen, pero no se consideraron

A nivel internacional ya se utilizan pistas de hielo sintético hechas de polímeros lubricados con silicona: no requieren electricidad ni agua. Aunque su deslizamiento no es idéntico al hielo real, reducen casi a cero la huella de carbono.

También existen pistas que usan refrigerantes naturales como CO₂ o amoníaco encapsulado en sistemas herméticos, con energía renovable y recuperación de calor para edificios públicos.

Pero ninguna de estas alternativas se ha mencionado para Iguala, a pesar de que el municipio enfrenta problemas de abasto energético y altos niveles de contaminación vehicular.

La instalación de una pista de hielo en Iguala puede sonar festiva, pero su costo ambiental es enorme y difícil de justificar en un municipio que exige acciones reales, no discursos verdes. En las colonias la gente lo dice sin rodeos: “Queremos alegría, sí, pero no a costa del planeta”. La autoridad tendrá que decidir si privilegia el espectáculo… o la responsabilidad ambiental.

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