Ayotzinapa Iguala suma otra muerte sin respuestas

El movimiento por los 43 recibió otro golpe doloroso: falleció doña Genoveva Sánchez Peralta, séptima madre que muere sin saber qué ocurrió con su hijo, un caso que vuelve a sacudir a Iguala y al país mientras persiste la exigencia por verdad en Ayotzinapa Iguala y la búsqueda de desaparecidos.
Un dolor que se acumula en las familias de Ayotzinapa
La tarde del jueves se confirmó la muerte de doña Genoveva, madre de Israel Caballero Peralta, uno de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014. Era originaria de Atliaca, Tixtla, y conocida entre los normalistas como “la tía Genoveva”, un nombre que hablaba de su cercanía con la comunidad estudiantil.
Su fallecimiento estremeció a colectivos y familiares que, desde hace más de una década, han enfrentado desgaste físico, emocional y económico en la lucha por localizar a sus hijos. “Nos duele su ausencia, nos llena de rabia la indolencia criminal. Tres gobiernos, dos presidentes, una presidente, impunidad total”, expresaron en un mensaje público, reflejando la constancia de una exigencia que no ha sido atendida a tiro.
Siete madres y padres que murieron esperando respuestas
La muerte de doña Genoveva se suma a una lista que ninguna familia debió encabezar jamás. Antes de ella fallecieron:
- Minerva Bello Guerrero, madre de Everardo Rodríguez Bello, en 2018 por cáncer.
- Tomás Ramírez Jiménez, padre de Julio César Ramírez Nava, asesinado la noche del ataque; él murió en diciembre de 2018.
- Bernardo Campos Cantor, padre de José Ángel Campos Santos, en 2021 debido a COVID-19.
- Saúl Bruno García, padre de Saúl Bruno Rosario, también en 2021 por diabetes en Magueyitos, Tecoanapa.
- Ezequiel Mora, padre de Alexander Mora Venancio, en 2022, abatido emocionalmente tras recibir solo un fragmento óseo.
- Donato Abarca Beltrán, padre de Luis Ángel Abarca Carrillo, fallecido en 2025 por un paro respiratorio derivado de una embolia dentro de la Normal.
El caso Ayotzinapa, ligado desde su origen a Iguala, sigue siendo uno de los episodios más oscuros y dolorosos del país. A 11 años de la desaparición, las familias continúan exigiendo documentos completos, líneas de investigación abiertas y acceso a la verdad que el Estado mantiene incompleta.
Una lucha comunitaria que no se rinde
La partida de doña Genoveva provocó consternación entre organizaciones sociales y ciudadanas de Guerrero, que han acompañado marchas, plantones y reuniones durante una década. Para muchos, su muerte simboliza el paso del tiempo sin justicia. “Ella siempre venía, aunque estuviera cansada. Su fuerza era su hijo, su esperanza”, relató una compañera del colectivo, quien pidió mantener viva su memoria.
El dolor se reparte entre comunidades como Tixtla, Atliaca, Tecoanapa e Iguala, donde la ausencia de los jóvenes continúa marcando el pulso de la vida diaria. La región norte, especialmente Iguala, sigue cargando con el peso histórico de la desaparición, mientras las familias insisten en que no habrá descanso hasta recuperar a los suyos.
Doña Genoveva se fue sin abrazar de nuevo a Israel, pero su voz queda en quienes aún marchan. En Guerrero nadie olvida que la lucha por los 43 es también una lucha por el país entero. Puro pa’lante, aunque duela, porque la verdad sigue siendo una deuda viva.
